sábado, 26 de octubre de 2013

KRISHNAMURTI

KRISHNAMURTI Y LA DIRECTA PERCEPCIÓN DE LA VERDAD




Krishnamurti fue uno de los más originales pensadores de nuestro tiempo quien investigó cuestiones fundamentales sobre el propósito de la vida, el verdadero significado del amor, religión, tiempo y muerte sin buscar respuestas en ningún libro de escrituras y sin aceptar ninguna creencia, religión organizada o sistema de pensamiento. 

Como Buda, buscó las respuestas a estos cuestionamientos a través de la observación, cuestionamiento y conocimiento de sí mismo y llegó a una percepción directa de la verdad que radica más allá de las concepciones intelectuales, teorías y descripciones. El no era un especialista o un intelectual; no tenía nada que ver con teorías o conceptos, hablaba solamente de sus investigaciones y observaciones. Lo que ha dicho pudo haber sido visto con anterioridad por otros pero él descubrió la verdad de ella por sí mismo. En este artículo propongo reflexionar sobre algunos temas esenciales de su enseñanza y de unas de las grandes verdades que él expuso. 

1.- LA FUENTE DE TODOS LOS PROBLEMAS HUMANOS, PEQUEÑOS O GRANDES, SE ENCUENTRAN EN LA PSIQUE DEL INDIVIDUO. 

En el millón o más años que el hombre tiene de existir en este planeta su mundo externo ha evolucionado mucho y ha incrementado su poder y habilidad para enfrentarse a las calamidades naturales. Interiormente, en su conciencia, el hombre no ha evolucionado mucho. Aún se parece mucho al hombre primitivo – miedoso, inseguro, formando grupos (religiosos o nacionales), peleando y preparándose para la guerra, buscando ventajas para él mismo y odiando a otros. Ahora ha sido capaz de viajar a la luna y comunicarse alrededor del globo en cuestión de minutos pero aún encuentra difícil amar a su vecino y vivir en paz. 

El hombre moderno es tan brutal, egoísta, violento, avaricioso y posesivo como el hombre primitivo de hace un millón de años, aunque ahora pueda ser capaz de esconderse en las palabras de noble sonido y pensamientos. 

Este desarrollo desequilibrado del ser humano lo ha llevado cerca de una autodestrucción. Ahora está a punto de una guerra nuclear, a sólo un pelo de la extinción total. El poder que su conocimiento cada vez más grande le ha dado no va aparejado de la correcta clase de inteligencia y visión que son necesarias. ¿Por qué? ¿Porqué no hemos evolucionado psicológicamente? ¿Se debe a que nunca hemos dirigido nuestra atención hacia nuestro interior, a entender nuestra propia mente, pensamientos y sentimientos? Estamos tan satisfechos, tan deslumbrados con nuestros logros, nuestro “progreso” en el mundo exterior, que hemos descuidado totalmente el mundo interior de nuestra conciencia. El odio en el hombre primitivo pudo causar poco daño únicamente; el hombre moderno con todo su poder es mucho más devastador y estamos viendo las consecuencias de ello todos los días alrededor de nosotros. 

Nos parece que podemos resolver este problema si organizamos las cosas mejor en la sociedad. Esta ha sido una ilusión de raíces muy profundas. Una es desde luego no en contra de la organización eficiente de nuestra vida diaria; pero usted no puede producir una sociedad no violenta y pacífica con un millón de individuos violentos, agresivos, ególatras, por más que la organice. Si usted tiene una sociedad comunista, tendrá la violencia del comunismo; si tiene una sociedad capitalista usted tendrá la violencia del capitalismo. Usted puede contener la violencia en algunas direcciones, pero se expresará en otras. Las revoluciones se han dado y las que se han ido y la tiranía del hombre no ha terminado, sólo han asumido otras formas. Una sociedad verdaderamente pacífica, no violenta sólo es posible si el individuo se transforma, psicológicamente, fundamentalmente. 

Cualquier otro cambio es trivial, temporal, nunca resolverá los problemas, sólo nos permitirá enfrentarlos por un tiempo en cierta dirección. La sociedad es lo que el individuo es. Justo como se determinan las características de una barra de cobre, por las características de sus átomos que la constituyen, así las características de la sociedad están determinadas por esos individuos. Todos los problemas que vemos en la sociedad de hoy son reflejos de problemas en la psique del individuo. Por tanto debemos preocuparnos por una transformación del hombre y no sólo por la organización externa de la sociedad. 

2.- EL INDIVIDUO CAMBIA SOLAMENTE CUANDO CAMBIA SU CONCIENCIA. LA VIRTUD NO PUEDE SER PRACTICADA. 

Todas las religiones han tratado de cambiar al hombre pero han fracasado. Si lo hubieran logrado, no tendríamos hoy tanta crueldad, guerra y odio. Debemos examinar por qué las religiones han fracasado para cambiar al hombre y aprender de esto. Esencialmente, cada religión prescribe un camino, un conjunto de virtudes que deben ponerse en práctica y abstenerse de los vicios. El hombre ha luchado miles de años para hacer lo que ha prescrito, pero no ha funcionado. La práctica de actos virtuosos no alterna la conciencia del hombre . La práctica de actos premeditados no produce bondad en la conciencia del hombre. Se convierte en un logro, otra meta en la vida, otro método para buscar autosatisfacción. Por otro lado, si hay bondad en el corazón, se expresa en cada acción, en cada pensamiento, palabra y acto. 

Entonces no tiene que ser “practicado”. De igual manera, uno no puede practicar la no violencia, mientras uno sea agresivo, odioso, violento internamente. Entonces la no violencia se convierte en sólo una fachada, un exterior hipócrita, un acto fríamente calculado. Solamente observando las causas de la violencia, en uno mismo y eliminándolas (no a través del esfuerzo sino del entendimiento) que puede terminar la violencia. Y cuando hay fin a la violencia, no hay necesidad de practicar la no violencia. ¡Sólo una mente floja necesita disciplinarse!. 

Por tanto, no se puede practicar la virtud, no se puede cultivar. Es un estado mental, un estado de conciencia que la encuentra cuando hay conocimiento de sí mismo, entendimiento, claridad y visión. No puede lograrse a través del esfuerzo voluntarioso, requiere revelación (insight). Y la revelación (insight) llega con la observación, con la reflexión, a través de una conciencia sensible. Es la percepción de la verdad la que libera la conciencia de su ignorancia e ilusiones; de otra manera no hay bondad. Cualquier cambio en la conducta externa del hombre, causado por el miedo, coerción, disciplina, conformidad, imitación y propaganda no representa un cambio verdadero en su conciencia y es por tanto superficial y contradictoria. 

3.- LA VERDAD, LIBERACIÓN, ILUMINACIÓN NO PUEDE CONSEGUIRSE A TRAVÉS DE OTROS. 

El hombre ha dependido desde tiempo inmemorial de un gurú, una religión o un libro para mostrarle el camino. Krishnamurti ha señalado que la verdad es un camino sin senderos y ningún Gurú, ningún camino, ninguna creencia, ningún libro puede conducirle a ella. Usted tiene que ser su propia luz y no buscar luz de otros. El rol del gurú es solamente señalar, es el individuo mismo el que tiene que aprender. Y la habilidad de aprender es mucho más importante que la habilidad de enseñar. En este cambio, nadie puede realmente enseñar nada a nadie. Cada uno de nosotros tiene que encontrar la verdad para sí mismo y uno debe empezar con el conocimiento de sí mismo. Sin entendimiento de cómo funciona nuestro propio proceso de pensamiento y el condicionamiento que uno ha adquirido de nuestras propias experiencias, tradiciones, cultura, religión, etc. Uno no puede encontrar la verdadera respuesta a ninguna pregunta seria. 

Nuestras creencias, nuestras opiniones, conclusiones, prejuicios, nos impiden de ver las cosas en su verdadera perspectiva porque están coloreadas de nuestra visión. Uno debe estar conciente de este hecho y dudar cualquier opinión, cualquier conclusión que viene a la mente puesto que puede no representar la verdad. Cuando uno se cuestiona de esa manera, con la intención de buscar la verdad y no meramente buscar satisfacción, se da el aprendizaje. Y uno debe vivir con ese estado de búsqueda y cuestionamiento, preguntando y dudando a través de toda nuestra vida, sin buscar arribar. Lo que uno puede recibir de otro es un pensamiento, una pregunta; pero la exploración tiene que ser por nuestra propia cuenta. 

A menos de que usted encuentre la verdad por usted mismo no será la verdad para usted, es sólo una descripción de la verdad. Esa es la diferencia entre Buda y el profesor de la filosofía budista. El primero tiene una revelación (insight) real, la conciencia, el último sólo tiene una descripción de ella. El hombre a menudo confunde el símbolo, la palabra, el concepto con la cosa real. 

Un verdadero cristiano es quien vive con el sermón de la montaña (y usted únicamente puede hacer eso si usted tiene la conciencia de Cristo), no el hombre que reunió a una iglesia y realizó todo tipo de ritual. Un verdadero budista es aquel que participa en la conciencia de Buda, no el que obedece a la iglesia budista. Todas las iglesias, todas las organizaciones religiosas han logrado sólo reducir la gran verdad a un mero sistema, un símbolo, un ritual. Lo que importa no es la vestimenta, la etiqueta, sino el contenido de la conciencia dentro de nosotros. El rol de un maestro (el gurú) es el de la lámpara sobre el camino. Uno no debe sentarse a adorar a la lámpara, uno debe caminar por el camino. 

Krishnamurti enfatizó repetidamente que tenía muy poco significado si aceptamos o rechazamos lo que dijo. Sólo cuando lo consideramos, lo cuestionamos, lo examinamos, averiguamos por nosotros mismos si es verdadero tiene valor. En vista de que la verdad y la liberación son algo que el individuo tiene que encontrar por sí mismo, a través de su propio cuestionamiento, cualquier organización.

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