EL MIEDO HUMANO
A LA MUERTE
Por David Topí
Si habéis
leído los artículos de los últimos meses (www.davidtopi.com) ya habéis visto que llevo
algún tiempo trabajando con terapia regresiva, tanto en mi como en otros
amigos, para investigar, comprender y experimentar de primera mano todo lo que
sucede, o nos sucede a cada uno, en el llamado periodo entre vidas, cuando no
estamos embutidos en el cuerpo físico, cuando somos solo ese “ser” que entra y
sale de un mundo energético, etérico, para ir a mundo denso, físico.
Personalmente
las regresiones que he vivido me han abierto los ojos y me han dado una
información que no tiene precio para mi, y para lo que me interesa conocer de
este proceso que es el juego de la vida, y desde luego, como terapeuta,
lo que he sacado investigando con amigos y compañeros ha sido mucho más, pero
mucho más, sorprendente e interesante y me ha abierto las puertas a realidades
mucho más grandes de lo que había soñado nunca y han puesto en marcha
acontecimientos para los que ya no hay vuelta atrás.
De todo
esto, y para los que queráis tener una idea de como funciona todo este mundo de
la terapia regresiva os recomiendo los libros de Michael Newton y Brian Weiss,
son básicos para empezar, no explican como hacer terapia, explican los
resultados que ellos han encontrado,y como yo estoy llegando en resultados igual de
interesantes y paralelos, en algunos casos, creo que son una buena base para
empezar a moverse por este mundo.
El tema que
hoy tenia intención de explicar tiene que ver con lo que un “guía” me dijo una
vez: “el mayor temor de los humanos es el temor a la muerte” (vamos
a hablar de guías como nombre genérico para todo tipo de seres con
los que interactuamos cuando estamos en el periodo entre vidas, normalmente en
el llamado alto astral o en el plano mental, aunque en algunos casos, ¡mucho
más lejos!).
Y parece ser
cierto, desde el lado de los que estamos vivos, porque os aseguro que desde el
lado de los que “se van” es totalmente lo contrario.
Una gran
liberación y un gran trauma
Cada vez que
he revivido una de mis muertes en alguna de mis vidas pasadas, ha sido una
liberación. No puedo explicarlo mejor. Cada vez que salía de mi cuerpo, y si es
correcta mi información, lo he hecho más de 1000 veces, lo veía ahí abajo, tumbado, donde fuera que
estuviera cuando acababa de fallecer, me sentía libre, por fin todo había
acabado, por fin volvía “a casa”. En uno de los libros de Michael Newton, otra
persona dijo que salir de una vida es lo mismo que salir de una piscina
donde has estado buceando durante muchos años, bajo el agua, y de repente salir
a la superficie y respirar aire fresco. Pues eso.
Todas las
personas que he sometido a regresiones, tras la salida del cuerpo se sentían
bien, contentos, liberados. Luego hay otras emociones diferentes, pero son por
otras causas. Yo he sentido cabreo, frustración, desespero y cansancio, pero,
personalmente, ha sido por el hecho de haber entrado y salido de una vida sin
haber cumplido la misión que me había propuesto cumplir, cosa de lo que te das
cuenta inmediatamente tras abandonar el cuerpo físico, porque recuperas la
memoria de quien eres en realidad. Lo mismo me ha pasado con algunos amigos que
al salir se han sentido cansados y apesadumbrados, por los mismos motivos, pero
no por haber dejado atrás la existencia física, que es siempre un motivo de
“alegría” para el que se va.
Lo difícil
es bajar de nuevo
Sin embargo,
es curioso, que, para muchas almas (vamos a usar este termino de forma genérica
como el ser que somos, aunque ya vimos en artículos anteriores lo que el alma
es realmente en referencia al espíritu) es la entrada en una nueva vida lo que
cuesta más. Primero, no todo el mundo quiere bajar de nuevo, a muchas almas les
cuesta enormemente tener que volver a la Tierra, no hablo ya de errantes o
almas que vienen a ayudar y bueno, se resignan a entrar una y otra vez para
cumplir sus promesas de ayuda, sino de cualquiera de nosotros que simplemente
entra y sale de una vida para recoger experiencias, crecer y evolucionar.
La entrada,
en todos los casos, es lo más traumático del proceso. Salir del mundo eterico del
alto astral y tener que bajar otra vez al mundo de la materia. No es fácil. Se
hace con ilusión porque es otra aventura más, pero no siempre es algo que sea
fácil, pues la entrada en un cuerpo físico exige ciertos sacrificios a ese ser,
entre otros, reducir la vibración, encajar en un cuerpo pequeño, perder la
memoria de quien eres, y tener que empezar de cero. No es de extrañar que la
salida del “juego” de la vida sea siempre un “buf, por fin se terminó esta
partida”.
La muerte no
es el final de nada, es una transición entre dos estados. Una entrada y salida.
Como dijo otro ser que estaba con la persona en el periodo entre vidas, “si
no perdemos el miedo a morir, no terminaremos por aprender nunca a vivir”. Y es que cada uno de nosotros
elegimos el momento de entrar y el momento de salir, nada ni nadie nos puede
hacer cambiar esos dos puntos excepto nosotros mismos, por lo que todos nos
vamos cuando lo consideramos oportuno, y cada cual tiene sus razones para
abandonar una encarnación cuando lo hace, sin que eso signifique una
modificación de los parámetros acordados con aquellos que tiene alrededor y con
los que ha encarnado. Si se nos va gente antes de tiempo, desde nuestro punto
de vista, es porque así lo habían decidido, si nos vamos nosotros antes que
otros, es porque así lo hemos pactado. En este tipo de situaciones siempre hay
pactos y acuerdos pre-karmicos.
Una amiga
mía en una regresión donde estuvimos revisando su antepenúltima encarnación
vino para vivir solo 15 años, darle un mensaje a sus padres, hacerlos despertar
a un cierto tipo de visión del mundo y largarse de nuevo mediante un accidente
provocado por ella misma a nivel de alma, pues la misión se había cumplido.
Todos los casos son iguales y no hay fallos en el sistema. Los que se quieren
ir antes de tiempo tienen que buscarse la vida para que los acuerdos y
lecciones que habían prometido llevar a cabo se hagan de alguna otra forma, si
es que ya no desea cumplir su parte del trato a nivel físico, pues el libre
albedrio sigue existiendo, sin embargo, eso no le exime de la responsabilidad
de cumplir esos acuerdos de alguna otra forma, de ahí que queden cosas
pendientes entre personas de una vida a otra, o de ahí que se reconfiguren las
vidas de aquellos que han sido “dejados atrás” para permitirles seguir
creciendo y avanzando por otro lado. Todo este proceso es siempre dinámico,
nunca es estático, y siempre está en constante re-parametrización y
reconfiguración.
Fallecimientos
masivos y desastres naturales
Por otro
lado, muchas veces, cuando mueren miles de personas en desastres naturales, en
eventos de enorme magnitud que nos afectan a todos a nivel del inconsciente
colectivo, nos parece una desgracia que esto pueda suceder. Sin embargo, todas
esas almas han acordado irse en ese preciso momento, y por eso esa persona se
encontraba “ahí”, en ese lugar, en ese instante. Quizás las razones
individuales de cada individuo sean diferentes, quizás no, quizás hay algún
tipo de acuerdo, karma, lección o experiencia común necesaria. Pero, en todo
caso, todos, a nivel de alma, sabían donde tenían que estar y cuando tenían que
estar. A los que no les tocaba, su ser ya se encargó de sacarlos de la zona.
En estos
momentos en los que nos encontramos en el planeta, el tema de los desastres
naturales es algo in crescendo. Ya sabéis que los terremotos, huracanes,
volcanes, socavones, tormentas fuera de control, etc., etc., llevan algún
tiempo al alza y seguirán así. Sabemos que se debe al influjo de energías de
alta vibración, que llamamos de cuarta densidad, chocando con energías de baja
vibración, con clústeres de energías 3D negativas que tienen que desaparecer y
transmutarse para que las otras puedan integrarse, y de ahí que la naturaleza
esté haciendo un trabajo de equilibrio constante. Sobre este tema, otro guía
nos dio una explicación muy clara en otra sesión.
La
conversación había derivado al trabajo que están haciendo muchos seres de los
planos no físicos para equilibrar los campos energéticos de la Tierra:
David: pero
siguen habiendo muchos terremotos, huracanes, socavones, etc..
Guía: es necesario
David
David: es
para transmutar energía, supongo…
Guía:
correcto. Cuando vosotros empleáis vuestro lenguaje, desastres naturales, no
tendríais que llamarlos así, son equilibradores naturales. Hay gente en vuestro
planeta, que, con su buena intención están trabajando en contra de estos
equilibradores naturales, porque están pidiendo que no sucedan, que no se
muevan. Y tienen que moverse, lo que pasa es que las personas, muchísimas
personas que viven en vuestro planeta, no comprenden todavía la muerte física,
ni siquiera la vida. Y lo ven como un drama, cuando no es ningún drama, es
vida, en realidad todo es vida. Incluso la muerte es vida. No tendría sentido
si no, y no el sentido que vosotros le dais. Es vida, más vida y más vida.
David: es
una transición entre dos experiencias físicas, nada mas…
Guía:
correcto David
Ya podéis
ver el punto de vista de todos estos seres que nos asisten y que asisten al
planeta, la muerte no representa nada más que quitarse una chaqueta,
pasar un tiempo de descanso y volver a ponerse otra.
El problema
es que este miedo a morir viene de la psique y del cuerpo orgánico que usamos,
no proviene del ser que somos. El miedo a fallecer es parte del traje, no de la
esencia, pero lamentablemente a veces el traje dirige la experiencia, y dejamos
de estar en resonancia con la verdadera razón de nuestra encarnación: una
visita temporal para poder recoger experiencias físicas, porque este no es
nuestro hogar, nuestro hogar es el que está “allá arriba”, pues de allá venimos
y allá volvemos entre “escapadas” al mundo físico, lamentablemente sin recordar
cuando estamos en el mundo físico que esto solo es un momento de paso, y que
estés en el plano que estés y en el estado que estés, todo es vida, vida y más
vida.
El miedo humano a la muerte, por David Topí
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“NO MALDIGAS
LAS TINIEBLAS, SOLO ENCIENDE LA LUZ”
-ESPACIO DE LUZ –
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