DORMIRNOS CORRECTAMENTE, DESPERTARNOS CORRECTAMENTE…
Del libro "TAMBIÉN VIVIMOS MIENTRAS
SOÑAMOS" de J.TRIGUEIRINHO
Al prepararnos para dormir el yo
superior reúne todas las energías disponibles y las lleva hacia la región del
centro cardíaco. Importa acompañar este movimiento para interiorizarnos y
partir hacia un sueño tranquilo, en dirección a niveles más profundos.
Cuando seguimos ese movimiento del yo
superior, debemos descartar los pensamientos que pasan por el cerebro.
Cuando el cuerpo físico y el cerebro
duermen, el alma se recoge en su propio nivel: la cuarta dimensión, la mente
superior, o el llamado plano más alto del mental. Desde ahí, el alma puede, o
no, enviar impresiones para los cuerpos de la personalidad. Si éstos estuvieran
preparados y en reposo, pueden ser atravesados por los mensajes del alma y
transmitidos del mental al emocional, del emocional al etérico y de éste al
cerebro físico. Así, cuando después del sueño despierte habrá registrado en el
cerebro lo que envió el alma. Si no fuera posible obtener una apropiada
relajación, el mensaje no podrá pasar ni siquiera las barreras del mental,
nivel más próximo a la región del alma.
Si en el proceso de relajarnos
percibimos que las preocupaciones del día aún nos acompañan, podemos usar el
recurso de recapitularlas a la inversa. Tal revisión debe ser calma, atenta e
imparcial, para no promover nuevas asociaciones con hechos ya vividos. El
efecto práctico de este trabajo es que todo lo que sucedió en el día se
desarrolla en el cerebro, como episodios de una película, y acaba liberándose.
Si se duerme la persona durante esta
recapitulación no tiene importancia si la intención ha sido de completarla, ya
que el proceso de recapitular puede continuar mientras dormimos.
Conviene recordar que precisamos que el emocional permanezca en estado de relajación, porque la contraparte etérica del cerebro queda en contacto con él, recibiendo tanto sus corrientes positivas como las negativas.
Conviene recordar que precisamos que el emocional permanezca en estado de relajación, porque la contraparte etérica del cerebro queda en contacto con él, recibiendo tanto sus corrientes positivas como las negativas.
Si el emocional no se relaja antes de
comenzar el sueño, permanece en contacto con los cuerpos emocionales unidos y,
entonces, recoge sentimientos, impresiones y sensaciones experimentadas durante
el día. Debido a su capacidad de dramatizar, con el material recogido, crea una
historia, historia que el cerebro registra y presenta como si fuera un sueño
auténtico.
Podemos relajar el emocional procurando
una buena posición para dormir -aquella en al cual el cuerpo se sienta más
libre y a gusto- y liberando al cerebro de los hechos del día a través de una
recapitulación a la inversa. A esta altura, el emocional debe estar deseando
tener una noche tranquila, que el cuerpo físico y el cerebro se duerman y que
él mismo esté listo para servir de transmisor a los mensajes del alma.
En el momento de la recapitulación, el
emocional asume la tarea de desidentificarse de todo lo que ocurrió durante el
día, y se relaciona con el deseo de tener una noche calma e instructiva..
El mental pensante, o mente concreta, también es capaz de producir sueños por cuenta propia, porque cuanto ocurrió durante el día, en la vida cotidiana, queda impreso en ella.
El mental pensante, o mente concreta, también es capaz de producir sueños por cuenta propia, porque cuanto ocurrió durante el día, en la vida cotidiana, queda impreso en ella.
El trabajo en el cuerpo mental nos
permite aprovechar la energía de la voluntad, que no se encuentra en otros
cuerpos de la personalidad.. Para no sufrir influencias de pensamientos
externos, individuales o colectivos, basta que antes de dormirnos construyamos
una protección diciéndonos lo siguiente: No quiero que el mental registre lo
que pasa fuera de mí, ni que haga contactos con quien haya estado durante el
día, porque no quiero soñar lo que sueñan esas personas, ni tener sus pensamientos
impresos en mi cerebro.
Resumen : Pasos que preparan a los
cuerpos para el sueño
- Relajación del físico
- El trabajo del cerebro recapitulando a la inversa los acontecimientos del día
- El deseo emocional de tener una noche instructiva
- La voluntad mental de no sufrir interferencias.
- El trabajo del cerebro recapitulando a la inversa los acontecimientos del día
- El deseo emocional de tener una noche instructiva
- La voluntad mental de no sufrir interferencias.
Otra técnica:
Consiste en un cuidado especial de ese
momento límite que precede al dormirnos, momento en el que no estamos ni
despiertos ni dormidos, en el que vamos perdiendo la conciencia y entrando en
lo onírico. Ahí, el último pensamiento conciente debe ser positivo y estar
imbuido de la voluntad de ir hacia un nivel bien alto, superior: un pensamiento
que sea la afirmación de un mundo espiritual. Esto determina una vida de sueños
más adulta.
Este procedimiento no es sólo válido
para cada una de nuestras noches sino también para el momento en que vamos a
desencarnar. Al entrenar nuestros mecanismos al acostarnos cada noche, nos
volvemos aptos para hacer ese ejercicio fácilmente en el momento de
desencarnar, solo con una repercusión aún mayor: el último pensamiento
determina una serie de condiciones para la vida futura.
El uso de estas técnicas, o de otras, no
deber ser permanente. Alcanzado el autocontrol, cada persona descubre su
disciplina propia, y finalmente hace todo de manera simple y natural, a su
modo, pudiendo hasta conseguir orientación interna a tal respecto, lo que a
cierta altura suele ocurrir.
DESPERTARNOS CORRECTAMENTE
Existe un momento de percepción muy
breve, un instante, en que percibimos estar despertando y en el cual
recapitulamos lo que ocurrió durante la noche.
Es en ese momento de percepción cuando
más necesitamos tener cuidado para no permitir la entrada de preocupaciones, o
del programa para el nuevo día. Por lo tanto, al tomar conciencia de que
estamos despertando, intentemos en ese instante, permanecer inmóviles, sin
pensamientos.
Al alcanzar ese silencio percibimos el
despertar del cuerpo y nos cuidamos de no moverlo, especialmente la cabeza.
Si algún sueño necesitara venir a la
memoria, esto podrá ocurrir en ese momento especial; si recordamos apenas una
parte, basta tenerla presenta para que las restantes vayan surgiendo poco a
poco y la totalidad se recomponga. Aunque apenas recordemos una parte, ésta
puede ser útil.
No siempre el sueño entero ofrece material para la reflexión. Según parece, tenemos un mecanismo inteligente que selecciona apenas lo que nos es necesario recordar.
No siempre el sueño entero ofrece material para la reflexión. Según parece, tenemos un mecanismo inteligente que selecciona apenas lo que nos es necesario recordar.
Una vez que hemos recordado el material
del sueño, lo anotamos antes de pasar a otro que pudimos haber soñado la misma
noche. Escribamos lentamente lo que logremos recordar, sin agitación, con el
máximo posible de delicadeza y armonía. Después de anotar los puntos básicos de
un sueño, o su totalidad, pasamos al recuerdo y estudio del segundo sueño que
esté viniendo a nuestra memoria y así sucesivamente.
Si por ventura no tuviéramos éxito en el
intento de rememorar un sueño, al levantarnos debemos continuar imbuidos de la
misma disposición, alertas y abiertos para la eventual recepción de algún
mensaje. Basta permanecer con esta intención durante todo el día para que se
abra el canal que en el curso de las tareas normales permita acceder al
recuerdo de los sueños.
Después de una noche creativa
seguramente habrá transformaciones en nosotros, principalmente si el sueño profundo
resultó provechoso. Si estos mensajes no quedaran apenas en el nivel del
subconsciente o del propio inconsciente y la personalidad tomara cuenta de
ellos, ésta podrá cooperar con el proceso.
Hay quienes tienen ideas fantásticas al
despertar. Para desarrollar esa capacidad se recomienda que, antes de dormir,
expongan con claridad el asunto a ser resuelto y lo entreguen a la
supraconciencia. Al enviarlo para lo más profundo del ser, y no pensar más en
él, la solución podrá imprimirse en el cerebro físico en el momento de
despertar.
Quienes usan despertador ignoran que el
cuerpo físico tiene una conciencia propia, capaz de atender a pedidos que le
son formulados. Despertar en la hora en que necesitamos es uno de los servicios
más comunes que esa conciencia puede prestar.
Como siempre está activa, basta pedirle
que despierte al cuerpo físico en determinado horario y ella lo tomará en
cuenta rápidamente.
Conviene recordar que, a pesar de que
adoptemos todas estas actitudes positivas, lo que ocurre en los niveles
internos durante el sueño escapa de nuestro control.
José Trigueirinho
*
“Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamiento”
BUDA
Espacio de Luz.
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