Fuente: "Un curso de Milagros"
¿Qué otra cosa puede corregir las
ilusiones sino la verdad? ¿Y qué son los errores sino ilusiones que aún no se
han reconocido como tales? Allí donde la verdad ha hecho acto de presencia los
errores desaparecen. Simplemente se desvanecen sin dejar ni rastro por el que
se pudiesen recordar. desaparecen porque, sin la creencia que los sustenta, no
tienen vida. De este modo se disuelven en la nada de donde provinieron. Del
polvo vienen y al polvo volverán, pues lo único que queda es la verdad.
¿Puedes imaginarte lo que sería un
estado mental en el que no hubiese ilusiones? ¿Qué sensación te produciría?
Trata de recordar algún momento – quizá un minuto, o incluso menos – en el que
nada vino a perturbar tu paz; en el que te sentiste seguro de ser amado y de
estar a salvo. Trata entonces de imaginarte cómo sería si ese momento se
pudiera extender hasta el final del tiempo y hasta la eternidad. Luego deja que
la sensación de quietud que sentiste se multiplique cien veces, y luego cien
veces más.
Entonces tendrás un atisbo, que no es
más que un leve indicio del estado en el que tu mente descansará una vez que
haya llegado la verdad. Sin ilusiones no puede haber miedo, dudas o ataque.
Cuando la verdad llegue todo dolor cesará, pues no habrá cabida en tu mente
para pensamientos transitorios e ideas muertas. La verdad la ocupará por
completo y te liberará de todas tus creencias en lo efímero. No habrá cabida
para éstas porque la verdad habrá llegado y ahora dichas creencias no estarán
en ninguna parte. No se pueden encontrar, pues ahora la verdad lo ocupa todo
eternamente.
Cuando la verdad llega no se queda sólo
por un rato para luego desaparecer o convertirse en otra cosa. Su forma no
cambia ni varia, ni ella va y viene, para luego volver a irse y regresar de
nuevo. Permanece exactamente como siempre fue, de manera que podamos contar con
ella en caso de cualquier necesidad, y confiar, con perfecta certeza, en que
estará con nosotros en todas las aparentes dificultades y dudas que engendran
las apariencias que el mundo presenta. Éstas simplemente desaparecerán cuando
la verdad corrija los errores de tu mente.
Cuando la verdad llega trae en sus alas
el don de la perfecta constancia, así como un amor que no se arredra ante el
dolor, sino que mira, con seguridad y firmeza, más allá de él. He aquí el don
de la curación, pues la verdad no necesita defensa y, por lo tanto, no es
posible ningún ataque. Las ilusiones pueden llevarse ante la verdad para ser
corregidas. Pero la verdad se alza muy por encima de las ilusiones, y no puede
ser llevada ante éstas para hacer que sean verdad.
La verdad no va y viene, no cambia ni
varia, adoptando una apariencia ahora y luego otra, evitando la captura y
evadiendo la No se oculta. Se alza en plena luz, claramente accesible
aprehensión. Es imposible que alguien que la busque verdaderamente no la pueda
encontrar. Este día le pertenece a la verdad. Dale lo que le corresponde, y
ella te dará lo que es tuyo. No fuiste creado para sufrir y morir. La Voluntad
de tu Padre dispone que esos sueños desaparezcan. Deja que la verdad los
corrija.
No estamos pidiendo lo que no tenemos.
Estamos pidiendo simplemente lo que nos pertenece, de manera que podamos
reconocer que es nuestro. Hoy practicamos con la feliz certeza que emana de la
verdad. Los titubeantes e inestables pasos de la ilusión no serán nuestro
enfoque hoy. Estamos tan seguros de que vamos a triunfar como de que vivimos,
de que tenemos esperanzas y de que respiramos y pensamos. No tenemos ninguna
duda de que hoy caminamos con la verdad, y contamos con ella para que forme
parte de todos los ejercicios que habremos de hacer en este día.
Comienza pidiéndole a Aquel que te
acompaña en esta empresa que permanezca en tu conciencia conforme vas con Él Tú
no estás hecho de carne, sangre y huesos, sino que fuiste creado por el mismo
Pensamiento que le concedió a Él el don de la vida. Él es tu Hermano, y tan
parecido a ti que tu Padre sabe que ambos sois lo mismo. Es a tu propio Ser al
que le pides que te acompañe, y ¿cómo podría Él no estar donde tú estás?
La verdad corregirá todos los errores de
tu mente que te dicen que puedes estar separado de Él Habla con Él hoy, y
comprométete a permitir que Su función se realice a través de ti. Compartir Su
función es compartir Su dicha. Dispones de Su confianza cuando dices:
La verdad corregirá todos los errores de
mi mente, y descansaré en Aquel que es mi Ser.
Deja entonces que Él te guíe dulcemente hacia la verdad, la cual te envolverá y te llenará de una paz tan profunda y serena que te será difícil regresar al mundo que te es familiar.
Aun así, te sentirás feliz de volver a ver ese mundo. Pues traerás contigo la promesa de los cambios que la verdad que te acompaña habrá de efectuar en él. Éstos serán cada vez mayores con cada regalo de cinco breves minutos que le hagas a Él, y los errores que rodean al mundo quedarán corregidos a medida que permitas que se corrijan en tu mente.
Deja entonces que Él te guíe dulcemente hacia la verdad, la cual te envolverá y te llenará de una paz tan profunda y serena que te será difícil regresar al mundo que te es familiar.
Aun así, te sentirás feliz de volver a ver ese mundo. Pues traerás contigo la promesa de los cambios que la verdad que te acompaña habrá de efectuar en él. Éstos serán cada vez mayores con cada regalo de cinco breves minutos que le hagas a Él, y los errores que rodean al mundo quedarán corregidos a medida que permitas que se corrijan en tu mente.
No te olvides hoy de tu función. Cada
vez que te dices a ti mismo con absoluta certeza: “La verdad corregirá todos
los errores de mi mente” hablas en nombre de todos y de Aquel que liberará al
mundo según te libere a ti.
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