Camino Espiritual: Lo que se puede
Mensaje Motivacional
Hace unos cuantos años atrás, alguien me enseñó algo que me resultó de suma utilidad.
Me enseñó que cada uno hace lo que puede, que uno no puede hacer TODO porque uno es un ser humano adulto normal y no un dios o un súper-héroe; y que exigirse a uno mismo hacer TODO, es pensar como un niño de 5 añitos, que se cree OMNIPOTENTE. Porque, me continuaron explicando, un adulto ya entendió que no es omnipotente.
Esta "lección", que hoy me parece tan obvia, en ese momento fue, casi casi, una revelación. Es que fue, para mí, un cambio de paradigma. Y cuento esta vivencia tan personal, no para exhibirme como en una vidriera sino para compartir mi aprendizaje, por si a alguien le pudiere servir. En esa ocasión se manifestaron, en un solo episodio, dos aprendizajes en forma simultánea: Autoconocimiento y Causa. Autoconocimiento al darme cuenta de que me imponía obligaciones más allá de mis posibilidades (y por lo tanto difíciles, casi imposibles de cumplir) y Causa al darme cuenta de que en lugar de razonar como adulto, lo hacía como niño.
Así, es que opino que uno debe comprender que, en cada etapa de su vida, hizo lo que pudo, con las fuerzas que tuvo en ese momento, con la información de que dispuso en ese momento, con los medios con que contó y con la claridad mental del momento.
Teniendo esto en claro, quizás muchos sentimientos de culpa se esfumen, o quizás cambien algunos puntos de vista u opiniones desfavorables que podamos tener de nosotros mismos.
En mi caso, algunos sentimientos de frustración desaparecieron cuando se amplió mi claridad mental al deshacerme de mis pueriles sentimientos de "yo puedo hacer todo".
Es notable, entonces, el inmenso poder del Autoconocimiento y de la Causa, poder sanador, poder pacificador de nuestro interior.
Unos años más tarde, y en el lapso de menos de una semana, pude observar algunas conductas de mis padres, que evidentemente siempre pude mirar pero jamás había visto, mas ahora pude verlas al estar más "entrenado" en esto de la Espiritualidad (si es que el término entrenado corresponde usarse en este caso). Una vez más aparecieron en forma simultánea Autoconocimiento y Causa.
Autoconocimiento al reconocer como propias (o sea que yo también las llevo a cabo) algunas conductas nocivas de mis padres, y Causa al darme cuenta de que sus conductas están reflejadas en mis propias conductas.
Y esto disparó el darme cuenta de que si bien el Autoconocimiento es el primer paso (inmenso paso, pues requiere de un altísimo grado de Humildad para auto-evaluarse sin caer en fanatismo del "yo hago todo bien, yo soy perfecto") si uno quiere mejorar, el conocimiento de la Causa es una herramienta valiosísima para lograrlo, ya que por alguna razón las personas logran mejorar sus falencias primero cuando toman conciencia de que las tienen, y luego conociendo las causas; sin conocer las causas, difícilmente se puede mejorar.
Causas que, paradójicamente, y al mejor estilo de la serpiente que devora su propia cola, se conocen a través del Autoconocimiento. Pero a través de un Autoconocimiento ampliado, es decir, ya observando no sólo a uno mismo, sino a nuestra familia o al medio donde hayamos crecido, por ejemplo.
De tal manera, este "Autoconocimiento extendido" quizás descubra nuevas causas, nuevos aspectos de nuestra conducta a mejorar, pero por otro lado quizás nos permita sugerir a los nuestros ideas que también los ayuden. Quizás, también, nos ayude a comprenderlos mejor, a sanar nuestra relación con ellos, y a "perdonarlos", aún cuando realmente no haya nada que perdonar, ya que lo equivocado era la percepción que teníamos de ellos y no ellos mismos, lo que realmente son.
Les deseo un gran fin de semana.
Eduardo Mercer Alsina
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