Maestro Beinsá Dunó
Observación Psíquica
Se leyeron los temas sobre “Las cualidades distintivas
de la Vida”
Ahora voy a darles un ejercicio psíquico. Todos
sacaréis vuestras libretas o cuadernitos y escribiréis como encabezado del
ejercicio: Observación psíquica. El ejercicio no es difícil, pero y fácil no
es. Durante el tiempo del ejercicio vuestro estomago
debe estar libre.
Ejercicio: levantad la mano izquierda con dedos
abiertos hacia arriba, con la palma hacia la cara y ponéis el índice de la mano
derecha sobre el índice de la izquierda (sus puntas). Observad qué pensamiento
pasará en este momento por vuestra consciencia. Cualquier pensamiento que pase
por vuestra consciencia, márquenlo con 2-3 palabras, brevemente. Puede que no
pase ningún pensamiento por vuestra mente – que esto no os inquiete. En esto
observaréis si vuestro pensamiento es agradable o no, negativo o positivo. Si
es negativo, márquenlo con un punto negro; si es positivo – con un punto claro.
Seréis sinceros en vuestras observaciones, constataréis las cosas como están en
realidad, sin inquietarse. Por ejemplo, viajáis de Sofía al pueblo Dragalévci.
Por los dos lados de vuestro camino, por la izquierda y por la derecha,
encontráis cosas diferentes. Si queréis dar una descripción exacta del camino, marcaréis
todo lo que habéis visto, sin ninguna inquietud. No penséis, que si constatáis
un hecho como está en realidad, os vais a exponer. Este hecho no representa
vosotros mismos; él es algo aparte de vosotros.
Como ponéis vuestros índices con las puntas una contra
otra, concentraréis vuestro pensamiento durante solo un minuto, después de esto
pondréis vuestro índice sobre el dedo medio de la mano izquierda y de nuevo os
enfocaréis cerca de un minuto; seguiréis qué pensamiento pasa por vuestra
mente. Después de esto pondréis vuestro índice sobre el dedo anular de la mano
izquierda, luego – sobre el dedo pequeño, y por fin – sobre el pulgar.
Mantendréis vuestro índice sobre cada dedo de nuevo cerca de un minuto,
siguiendo los pensamientos que pasan por vuestra mente y los marcaréis en
vuestra libreta. Cuando hacéis este ejercicio sentiréis que desde cada dedo
sale una energía especial, una energía cósmica específica. Entonces cada dedo
es un conductor de una energía especial, de una corriente especial. Cuando el
índice pase por todos los dedos de la mano izquierda, tocaréis vuestras dos
manos, pero solo al final de sus dedos. En esta posición de vuestras manos
pensaréis bellamente. Haced el ejercicio dos veces al día – por la mañana y por
la noche en una hora no determinada, pero principalmente después de la
terminación del trabajo previsto por vosotros. Esta es la primera parte del
ejercicio.
La segunda parte del ejercicio se distingue un poco de
la primera, y exactamente: se levanta la mano izquierda con dedos abiertos
hacia arriba, con la palma volteada hacia la cara. El índice de la mano
izquierda apoya el índice de la derecha ya no en la punta, sino por la mitad
del dedo. En esta posición de los dedos concentraréis vuestro pensamiento cerca
de 10-20 segundos. Después de esto el dedo medio de la mano izquierda apoyará
el dedo medio de la derecha, y de nuevo concentraréis vuestro pensamiento.
Luego, el dedo anular de la mano izquierda apoyará el anular de la derecha,
etc. En el apoyo de cada dedo concentraréis vuestro pensamiento por 10-20
segundos. En esta posición de los dedos levantaréis vuestras manos por encima
de la cabeza, enfocaréis vuestro pensamiento por un cierto tiempo y bajaréis
vuestras manos abajo. Esto lo haréis tres veces, después de lo cual bajaréis
vuestras manos abajo, pero ya separadas una de otra.
Haréis el ejercicio durante 1 semana – entonces 14
veces en total. Cuando hagáis este ejercicio, veréis cómo son
las manifestaciones de vuestra conciencia y hasta qué punto el campo de esta
conciencia está despierto y expandido. Mirad al ejercicio seriamente. Hacedlo
cuando estáis solos y no delante de la gente, que no lo envicien. Si alguien ve
que habéis levantado solo uno de vuestros dedos, dirá: “Este hombre cuenta
algo”. Cuando ve que habéis levantado y los dos dedos, se preguntará qué
hacéis.
Los dos brazos del hombre se han formado en
condiciones diferentes: el derecho – durante la involución del hombre, y el
izquierdo – durante la evolución. Entonces, cuando el hombre ha descendido del
mundo Invisible, la mayor parte de la energía ha pasado por su brazo derecho.
Sin embargo, esta energía primero ha pasado por el hemisferio izquierdo del
cerebro, luego – por el corazón, y por fin – por la mente.
Cuando hacéis el ejercicio estaréis cuidadosos, os
auto-observaréis qué cambios ocurren en vuestra conciencia. Puede que no
ocurran ningunos cambios – que esto no os desanime. Por si mismo el ejercicio
es interesante, sin que esperéis mucha cosa de él. Este movimiento de los dedos
es toda una música. En el futuro se podrá construir tal instrumento oculto, con
el cual se tocará. El ejercicio dado tiene una aplicación práctica. Cuando
estáis indispuestos espiritualmente y estáis corriendo el riesgo de perder
vuestro equilibrio, haced este ejercicio unas cuantas veces, hasta que
restablezcáis vuestro estado normal. Al toque de cada dedo debéis reflexionar.
Cuando os toquéis el índice, os diréis: “¡Yo debo ser noble en todos mis
actos!” Cuando os toquéis el dedo medio, os diréis: “¡Yo debo ser justo, que
reflexione correctamente sobre todas las cosas en la Vida!” Al tocar el dedo
anular os diréis: “¡Yo debo amar las ciencias y las artes!” Al tocar el dedo
pequeño os diréis: “¡En todos los negocios mercantiles yo debo ser arreglado,
que considere las leyes del mundo material!” Por lo tanto, al respecto de
vuestra mente objetiva vosotros estaréis puestos como un amo y le diréis: “Escucha,
yo quiero de ti que seas noble, justo, un siervo razonable, que no me mientas
ni robes, que termines tus cuentas bien. Si no cumples estas condiciones, te
voy a despedir”. Así conversaréis consigo mismos, con vuestra mente objetiva.
Cuando comprenda que tiene un amo bueno, razonable, la mente objetiva siempre
estará lista de escuchar. En el hombre se manifiestan dos mentes, pero la mente
superior en él debe dominar sobre la objetiva. En los animales domina la mente
objetiva, por eso ellos son crueles. En los herbívoros domina la mente
subjetiva. La Biblia llama a estas dos mentes los dos hombres – el hombre de la
carne y el hombre del Espíritu, que viven siempre juntos.
Cuando hacéis el ejercicio, al mismo tiempo pensaréis
y sobre los planetas con los cuales están relacionados los diferentes dedos. El
pulgar, por ejemplo, se influencia por Venus, el índice – por Júpiter, el dedo
medio – por Saturno, el anular – por el Sol, y el pequeño – por Mercurio.
Cuando terminéis estas dos partes del ejercicio,
haréis el siguiente movimiento sobre los dedos: pondréis el índice derecho
sobre la punta del dedo pequeño izquierdo y lo moveréis hasta abajo – hasta la
base de la muñeca; de ahí se moverá hacia arriba hasta la punta del anular; de
él – de nuevo hacia abajo hasta la muñeca y hacia arriba hasta la punta del
dedo medio; de la punta de este dedo el pulgar desciende hacia abajo hasta la
muñeca y luego – hacia arriba hasta la punta del índice; de él – hacia abajo
hasta la punta del pulgar. De esta manera el índice derecho recorrerá todos los
planetas, afectará y Marte – de la guerra, y la Luna – de la imaginación. Los
dedos de la mano deben estar abiertos.
Es bueno, cuando hacéis el ejercicio, que marquéis
exactamente la hora, los minutos y los segundos, cuando lo habéis empezado.
Este ejercicio requiere una gran puntualidad, puesto que está relacionado con
el tiempo y el espacio. Es preferible que os guiéis por el reloj solar.
Aquellos, que son sensibles, pueden hacer el ejercicio en el momento cuando en
el horizonte aparece el primer rayo solar. En esta posición tendréis resultados
ideales. El que es sensible, él puede voltearse con la espalda hacia el Este y
sentir cuando aparece el primer rayo solar. En este momento exactamente él
sentirá en el plexo solar un calorcito débil, agradable. Puesto que la espalda
está conectada con el sistema nervioso simpático, él es capaz de percibir el
calor de los primeros rayos solares.
A veces podemos hacer la siguiente prueba: por la
mañana, antes del amanecer del Sol, toda la clase saldrá al aire libre,
voltearéis vuestra espalda hacia el Este y os concentraréis. En este tiempo los
ojos de todos deben estar atados, que no miréis. Yo observaré cuando
aparecerá el primer rayo solar. De vez en cuando os voy a preguntar si el Sol
ha amanecido. Aquellos que son sensibles y han percibido ya este calorcito en
el plexo solar, inmediatamente dirán: “¡El Sol amaneció!” Cada uno por sí mismo
puede hacer estas pruebas, que verifique su sensibilidad. A veces vosotros
percibís este calor, pero vaciláis si el Sol ha amanecido o no. Cada vacilación
produce una bifurcación de la consciencia. Cuando la consciencia se bifurca,
vosotros perdéis ya vuestras impresiones internas.
Observación Psíquica, por el Maestro
Beinsá Dunó
GHB - Informacion difundida por http://hermandadblanca.org/
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